Centro de Estudios Ecosociales de la ULL


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Memoria de creación del Centro

(Esta memoria fue presentada como parte de la documentación para la creación del Centro en 2002)

MEMORIA PARA LA PROPUESTA DE CREACIÓN DEL CENTRO DE ESTUDIOS ECOSOCIALES DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

RESUMEN
Con la denominación “Centro de Estudios Ecosociales” se quiere recoger la multidimensionalidad de los estudios que, de un modo u otro, se relacionan con la problemática ecosocial; las intrincadas relaciones existentes entre la realidad social y su entorno, construido o natural, abordadas por las diversas aproximaciones intelectuales: filosóficas, económicas, sociales, geográficas, históricas, biológicas, jurídicas, psicológicas, educativas, etc. La bidireccionalidad de las influencias que se producen entre un grupo humano y su entorno nos conduce a tomar conciencia de que, más que dos realidades autónomas que interactúan, lo que encontramos es ante todo una realidad sistémica; un objeto de estudio, si bien plurifenoménico, al cabo unitario, que debería ser abordado con el mejor de los enfoques epistemológicos interdisciplinares disponibles en cada momento.
Consideramos que la creación de un Centro de Estudios Ecosociales en la Universidad de La Laguna sería muy adecuada, por no decir necesaria, en la presente situación académica y social. Y ello por una serie de elementos que, surgiendo en distintos contextos, están sin embargo confluyendo hacia un mismo horizonte. Las principales razones son las que a continuación se enuncian:
. En el contexto de la Universidad de La Laguna, se echa en falta un adecuado espacio interdisciplinar de diálogo, formación, investigación y difusión (no facilitado por la actual estructuración de las áreas de conocimiento), que tenga como objeto el ámbito establecido por las relaciones entre medio ambiente y sociedad desde su consideración integrada.
. En el contexto local y autonómico, existe una coincidencia creciente de las organizaciones de defensa del medio ambiente, diversos colectivos sociales, instituciones públicas y -creemos que puede afirmarse- la sociedad civil en su conjunto, sobre la importancia de que la Universidad se pronuncie de una manera coherente sobre estos temas, mejorando la comprensión de los mismos, diseminando de manera accesible a los no expertos los conocimientos en materia medioambiental y cumpliendo una función de asesoramiento, en la medida de lo posible, para la mejora de los diversos problemas de nuestro entorno natural y construido.
. En el contexto nacional, el surgimiento y consolidación de diversos centros e instituciones con objetivos similares a los aquí defendidos es buena muestra de una tendencia asentada sobre bases sólidas. Por citar unos pocos ejemplos conocidos de Centros, tendríamos el Centro de Estudios Ambientales de Vitoria, el de la UAB y el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo.
. En el contexto europeo es sin duda donde mejor se aprecia un fuerte impulso de organizaciones civiles e instituciones políticas para la creación de un nuevo marco institucional en el que dar respuesta adecuada a los desafíos medioambientales. Este impulso se engloba a su vez dentro de la profunda reconsideración global que se está llevando a cabo del gobierno (o, con el término que se suele ahora emplear, “gobernanza”) comunitario.
A nuestro juicio, esta confluencia de factores
justifica sobradamente la creación del propuesto Centro de Estudios. Puede ser una oportunidad inmejorable para que la Universidad de La Laguna ponga las bases para contar con un espacio interdisciplinar que responda a las expectativas ya existentes y pueda servir en el futuro a la proyección social e institucional de la Universidad.
De acuerdo con los fines establecidos por la Universidad de La Laguna para la creación y funcionamiento de los Centros de Estudios –recogidas en el proyecto de Reglamento del Centro incluido en la presente memoria-, se contemplan dos tipos de
actividades a desempeñar por el Centro de Estudios Ecosociales, que a continuación se enumeran de manera sucinta:
. Actividades en el marco específicamente universitario, orientadas a la intensificación y consolidación de la formación, el trabajo y la difusión interdisciplinar en materia ecosocial, recurriendo a todos los mecanismos académicos disponibles, y buscando el engarce tanto en el contexto académico de la Comunidad, como en el nacional y el internacional.
. Actividades de proyección social: diseminación de los conocimientos disponibles, resultados alcanzados e información potencialmente relevante; mejora de la comprensión pública y de la concienciación ciudadana sobre los temas involucrados.
. Actividades de enlace o establecimiento de nexos entre la comunidad universitaria ocupada en los ecosociales y las instituciones con responsabilidad en materia ambiental, las organizaciones cuyo objeto es la preservación del medio ambiente y la sociedad civil en general. Se trata aquí de promover un mejor conocimiento de los temas ecosociales, colaborar con las instituciones y colectivos ocupados en dichos temas, asesorarles, coordinar a los diversos agentes implicados en la búsqueda de soluciones y mejorar, en suma, los cauces de participación social y toma de decisiones.
En definitiva, lo que se persigue es, como se ha señalado, un
espacio institucionalizado de encuentro de la comunidad académica entre sí y con la sociedad en la que se inserta, para el estudio, la reflexión y la búsqueda de soluciones concernientes al medio ambiente en su dimensión específicamente social; o, para expresarlo en términos complementarios: para el estudio, la reflexión y la resolución de los problemas sociales en su dimensión específicamente ambiental.

1. JUSTIFICACIÓN

1.1. INTRODUCCIÓN
Una confluencia de factores, de muy distinta procedencia, refuerza nuestra convicción de que la creación del Centro de Estudios Ecosociales se encuentra plenamente justificada. Esas circunstancias atañen tanto a la situación actual de los estudios sobre medio ambiente y sociedad en el ámbito universitario en general, como a los significativos cambios que se están produciendo en las agendas (locales, autonómicas, nacionales, europeas e internacionales) que se elaboran para dar respuesta a estos problemas.
Mediante la creación y funcionamiento del Centro se persigue mostrar en la práctica, y en la medida de las posibilidades, cómo la Universidad puede contribuir a la puesta en marcha de un nuevo modelo de reflexión que persiga una adecuada comprensión entre las instituciones públicas, los expertos, las distintas asociaciones civiles y el conjunto de la sociedad, en lo concerniente a los problemas ecosociales.

1.2. CONTEXTO
La situación en la que se enmarca la presente solicitud de Centro tiene que ver con un replanteamiento, en todos los órdenes (intelectual, institucional, ético, político, económico, social, educativo, etc.), de la manera tradicional de abordar los problemas ambientales. Paulatinamente se ha ido tomando conciencia de que estos problemas, presentan, entre otras, las siguientes características:
- Suelen por lo general requerir la puesta en común de los conocimientos y habilidades de muy distintos especialistas, de las distintas ramas científicas, tecnológicas, etc., de tal forma que sólo un trabajo coordinado entre dichos especialistas ofrece alguna garantía de obtener soluciones efectivas, sobre todo a largo plazo.
- Sobrepasan, de una forma u otra, la división entre lo local y lo global, difuminando las barreras convencionalmente establecidas y exigiendo un esfuerzo de coordinación de los múltiples niveles de responsabilidad en la toma de decisiones.
- Se encuentran estrechamente relacionados con las características de las sociedades donde se presentan. En otras palabras, han de ser abordados mediante un tratamiento simultáneo de las condiciones sociales que son causa o efecto de dichos problemas.
- Su naturaleza es tal que el grado de incertidumbre asociada a su estudio suele ser directamente proporcional al riesgo potencial que presentan para el entorno o para la población.
Estas y otras consideraciones llevan a la revisión de los problemas ecosociales a partir de un concepto de
evaluación y responsabilidad extendidas. Con ello quiere decirse que la índole de tales problemas —como de tantos otros asuntos que afectan a la toma de decisiones en cuestiones socialmente relevantes— torna ineficaces los modelos tradicionales de resolución de los mismos. Los modelos se basaban, y todavía se siguen basando, en la compartimentalización del conocimiento experto, la excesiva confianza en el mismo, y, consecuentemente, las restricciones a la colaboración de la sociedad civil (con sus conocimientos, valores y esfuerzo práctico), quedando la solución de los problemas confinada al asesoramiento experto de los responsables políticos (en sentido amplio, incluyendo la Administración), quienes actuarían sobre la base de criterios más o menos tecnocráticos.Puesto en cuestión el modelo tradicional de asesoramiento experto, por motivos tanto éticos y políticos como de pura eficacia instrumental, se abre un nuevo horizonte de evaluación y responsabilidad ampliadas. La evaluación y toma de decisiones va dejando espacio a la participación y a la asunción de responsabilidades de la sociedad civil, especialmente de los ciudadanos potencialmente afectados por una acción o situación. De ahí deriva una nueva reformulación de concepto de corresponsabilidad.
La tendencia europea hacia una mayor participación pública en la deliberación y toma de decisiones, es paralela a la que tiene lugar en otros países del “mundo desarrollado”, especialmente en Estados Unidos, sobre todo en lo referente a cuestiones de interés local y regional, internas al país.
Centrándonos en la dimensión estrictamente ambiental de los temas tratados, y como significativa evidencia de una creciente preocupación internacional por la búsqueda de nuevos cauces de participación ciudadana, cabe citar la llamada “Convención Aarhus” (por la población danesa donde tuvo lugar en 1998), con un acuerdo resultante firmado en por distintos países, incluidos los pertenecientes a la Unión Europea. Su objetivo es el de contribuir a la protección al derecho de cada persona de las generaciones presentes y futuras a vivir en un entorno adecuado para su salud y bienestar, garantizando los derechos de acceso a la información, la participación pública en la toma de decisiones, y el acceso a la justicia en cuestiones medioambientales. (En este sentido, se ha acrecentado el reconocimiento institucional de las organizaciones de defensa del medio ambiente, en su papel de vigilancia y de catalizador de la opinión pública y por sus esfuerzos por contribuir en la búsqueda de soluciones.)
En resumen, estas y otras actuaciones buscarían promover y reforzar la
cultura de la responsabilidad y del diálogo en temas medioambientales.
En paralelo con la reorientación general que se está produciendo en el terreno institucional de la Europa Comunitaria, las investigaciones filosóficas, especialmente desde la epistemología, vienen mostrando que las tradicionales apelaciones a criterios técnicos supuestamente nítidos en su definición y aplicación a la problemática ambiental son cuando menos discutibles. Incluso aunque se alcance un acuerdo unánime sobre la definición de los criterios, existe siempre una mayor o menor indeterminación en la práctica. A la hora de aplicar el criterio, las disputas que frecuentemente surgen, tanto entre expertos de un mismo ámbito académico o profesional, entre expertos con distinta formación, o entre éstos y otros sectores involucrados en una intervención ambiental, no hacen sino mostrar ese problema filosófico en el plano de la praxis real.
Tales problemas refuerzan la necesidad antes aludida de extender la evaluación y la responsabilidad en los temas referentes a nuestro entorno natural y humanizado, a cuyo objeto se precisan esfuerzos para la compaginación de criterios técnicos y no técnicos, adoptar un enfoque inclusivo (es decir, favorecer la pluralidad de criterios) y establecer, hasta donde sea posible, una clara orientación para su aplicación en caso de incompatibilidad. Las dimensiones ética, política y social de los problemas ecosociales se entrelazan así de manera virtualmente inextricable.
Señalar por último que la función social que desempeña la Universidad en todos estos asuntos, siendo absolutamente imprescindible, ha de combatir las debilidades surgidas de su fragmentación en especialidades y paradigmas. Si algún sentido tiene la existencia de Centros interdepartamentales, es el de animar a encaminarnos gradualmente hacia una recuperación, sin temores, de los estudios e investigaciones universitarias en términos de
movimiento, subrayando el proceso y la transformación constantes frente a las rigideces académicas y paradigmáticas. Sin perder la necesaria independencia, se favorecería con ese cambio de actitud una mejor conexión con los otros movimientos, los de carácter social, que tanto están haciendo por la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos y por la preservación del medio ambiente.

1.3. DECLARACIÓN DE INTENCIONES
Entendemos que el Centro de Estudios ha de basarse, cuando menos, en los siguientes fundamentos:
. La construcción de la interdisciplinariedad, más allá de los compartimentos estancos disciplinares. La índole de la mayor parte de los problemas ambientales exige un tratamiento coherente, y no una mera yuxtaposición, a partir de múltiples perspectivas disciplinares. (No sólo biológicas o ecológicas, sino también filosóficas, geográficas, sociológicas, de economía ecológica, históricas, jurídicas, de educación ambiental, psicológicas, etc.) Dicha empresa debe sustentarse sobre la base de los criterios de honestidad, independencia y rigor, así como el resto de valores intelectuales y académicos.
. La constitución, por consiguiente, de un espacio institucionalizado de encuentro de la comunidad académica entre sí y con la sociedad en la que se inserta, donde se facilite la confluencia de las distintas iniciativas; donde se cree, asimismo, el marco adecuado en el que trabajar coordinadamente para el estudio de los problemas ecosociales, con una necesaria sensibilidad por las cuestiones urgentes pero, sobre todo, preocupada por las soluciones que se muestren adecuadas a largo plazo.
. La búsqueda de una comprensión adecuada de los temas ecosociales, tanto en el terreno intrauniversitario como social en general. Se trata de atender, en lo que a este ámbito se refiere, a la difusión del conocimiento exigida cada vez más desde las instancias académicas, las instituciones públicas con responsabilidad de gobierno y la sociedad civil en su conjunto.
. La aportación de cualesquiera instrumentos que permitan ampliar la base ciudadana de la participación en el debate y la toma de decisiones sobre la planificación, ordenación o gestión del territorio y del entorno en general.
Se persigue mostrar, en suma, mediante el propio funcionamiento del Centro, cómo puede construirse y ponerse en práctica, gradualmente, un nuevo modelo de gobernanza, es decir, de una relación justa y eficaz entre las instituciones, los expertos, las distintas asociaciones cívicas y el conjunto de la sociedad. Cuando menos, dar los primeros pasos en esa dirección en lo concerniente a los problemas ecosociales.

1.4. ACTIVIDADES
Por lo que respecta a las actividades, se proponen para responder a los fines generales que la ULL establece para los Centros de Estudios, y que constan en el borrador del Reglamento incluido más abajo. Explicitan tareas concretas que son coherentes con lo establecido en la declaración de intenciones y que justifican la existencia del Centro propuesto.
La actividad de carácter más general es el estudio de los problemas ecosociales en su doble vertiente, específicamente académica y “extra-académica” o de “proyección social”.
Respecto a la comunidad académica como tal, las actividades que se proponen son, entre otras:
- Intensificar y consolidar el trabajo interdisciplinar en materia ecosocial, formando equipos interdisciplinares, organizando reuniones de intercambio y seminarios, diseñando proyectos de investigación, produciendo publicaciones de índole académica y recurriendo al resto de los mecanismos universitarios disponibles.
- Inventariar los principales recursos disponibles (científicos, técnicos, humanos, financieros, educativos, etc.) para hacer frente a los problemas ecosociales, proporcionando información sobre los mismos.
- Cumplir una función de diseminación dentro de la propia comunidad universitaria, tanto de la ULL como en su conjunto, de las orientaciones interdisciplinares actualmente vigentes en el referido campo de estudios.
- Difundir asimismo la preocupación en torno a la agenda medioambiental local y global. Realizar con este objetivo un curso interdisciplinar anual sobre una materia concreta.
- Mejorar la proyección de la ULL en el panorama nacional e internacional, dando a conocer las actividades del Centro en los diversos contextos institucionales, y conectándolo con redes más amplias de cooperación entre centros e instituciones similares, siguiendo en especial las prioridades establecidas a tal propósito por la Comunidad Europea.
- Proponer a la comunidad universitaria políticas concretas acordes con la racionalidad ecológica.
En lo que concierne al papel que la Universidad puede desempeñar en estos temas de cara a la sociedad, se sugieren, entre otras, las siguientes actividades:
- Evaluar la situación actual de deterioro ecológico en la comunidad canaria, en sus diversas facetas, y emitir estimaciones contrastadas, con la finalidad de avivar el debate público acerca de las alternativas y posibilidades menos lesivas para el medio y sus habitantes.
- Organizar, coordinar, realizar y promover los estudios de medio ambiente y sociedad, fomentando la formación interdisciplinar mediante la elaboración y puesta en práctica de curricula específicos, coordinación de asignaturas, impartición de seminarios y cursos, propuestas de proyectos de innovación docente, etc.
- Poner a disposición de los colectivos interesados y del público en general información sobre el objeto de estudio del Centro, particularmente por medio de documentos y publicaciones elaborados a tal fin, y a través de la creación de un fondo documental y un sitio electrónico sin restricciones de acceso.
- Dar a conocer los conocimientos y resultados obtenidos, difundiéndolos con un planteamiento comunicativo y educativo diseñado para una mejor comprensión pública de los problemas involucrados. Con este objetivo, se plantea la realización de un curso anual de sensibilización y difusión de los problemas ecosociales. Cuando sea pertinente, se recurrirá al uso de los medios de comunicación disponibles, incluidos los electrónicos, con objeto de llegar a sectores más amplios del público potencialmente interesado.
- Realizar una función de colaboración y asesoramiento en cuestiones concretas, y proponer estudios y proyectos en función de las legítimas demandas sociales de información, siguiendo el modelo de los
Science Shops, o, más en general,de la investigación orientada a la comunidad, bien entendido que esta actividad estaría regulada por los criterios pertinentes y representaría una más del conjunto de actividades del Centro, en conexión con las preocupaciones de la sociedad civil.
- Estudiar la mejora de los cauces y mecanismos de participación social, ofreciendo recomendaciones para su puesta en uso, consolidación y perfeccionamiento, además de actuar, cuando la situación lo requiera, como nexo para la interrelación de los agentes relevantes con vistas a una mejor coordinación de las distintas posturas ante una intervención ambiental.
- Intentar conectar las demandas relativas a la conservación del medio ambiente con los problemas de justicia social. Promover, en suma, una concepción ecosocial crítica de la problemática ambiental.
Como se observa, muchas de las actividades propuestas tienen un carácter, por así decir, híbrido, entre lo específicamente universitario y lo más ampliamente social, como no podía ser menos atendiendo a la propia naturaleza de los problemas concernidos y a la justificación de la existencia de un Centro como el propuesto. Más interesante que insistir en la división de tareas (las estrictamente internas a la comunidad universitaria y las de relevancia para la sociedad), es pensar en términos de
acercamiento mutuo del ámbito académico y de la sociedad civil, con objeto de hallar vías más adecuadas de resolución de aquellos problemas que, teniendo un planteamiento indudablemente académico, presentan al mismo tiempo una especial proyección social.

2. RELACIÓN INICIAL DE MIEMBROS DEL CENTRO
Aguilera Klink, Federico
Barroso Jerez, Clara
Bello Reguera, Gabriel
de Cózar Escalante, José Manuel
García Herrera, Luz Marina
Guerra Palmero, M. José
Jiménez Jaén, Marta
Sabaté Bel, Fernando
Sánchez García, Juan

Sánchez Jordán, M. Elena




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